miércoles, 1 de septiembre de 2010

Cuando nuestro cerebro nos engaña

Cuando nuestro cerebro nos engaña



En este post voy a hablar un poco de esas situaciones donde nuestro cerebro nos juega una mala pasada haciéndonos creer que hay dibujos de caras u otras cosas en algunos objetos. Vírgenes, diablos, Jesúses () etc.

¿Está loca la gente que dice haber visto a la Virgen en una pared? ¿Son mentirosos? Ya veremos.

Aclaro que mi intención no es desprestigiar los que defienden a capa y espada haber visto a la virgen o a una ex novia en una taza de café, sino simplemente indagar en por qué puede ser posible que lo hayan visto sin recurrir a explicaciones paranormales.






Creo que si apuesto a que ustedes aquí ven a una "cara", es probable que gane. Nadie tiene tan poco corazón como para no sentir un poco de pena por este triste y solitario lavabo abandonado. Alguien lo ha dejado a la intemperie, y permitió que se quede casi tuerto. Seguramente espera que lo limpien un poco, y le vuelvan a dar la atención que merece para volver a sonreir.

Planteado esto, es prácticamente imposible dejar de ver una cara en esa foto, sin embargo, sabemos que no existe tal cosa. Es simplemente una pileta de baño o de lavadero, vieja, sucia y rota.


A este fenónemo se lo llama pareidolia.

La pareidolia (derivada etimológicamente del griego eidolon: "figura" o "imagen" y el prefijo par: "junto a" o "adjunta" es un fenómeno psicológico consistente en que un estímulo vago y aleatorio (habitualmente una imagen) es percibido erróneamente como una forma reconocible.

Un ejemplo de pareidolia se ve en estos relojes, que parecen caras tristes:






El poder de la sugestión




Es por lo ya explicado que no hay que creer que quienes dicen que vieron a Jesús en una tostada de pan están chiflados. Lo que sí (si no mintieron), es altamente posible que estén muy sugestionados.



Alrededor del mundo aparecen miles de supuestas figuras que son interpretadas como revelaciones divinas, mensajes, o apariciones del mesías de turno. Y hago énfasis en mesías de turno, porque es muy común que se interprete una figura abstracta con la cara de Jesús, en lugares donde la fe cristiana es muy importante. En ámbitos donde las personas tienen otras creencias, las apariciones son acordes a su fe.

Pero esto no es un problema de las personas ni de la religión, se trata del fenómeno psicológico pareidolia: al parecer nuestro cerebro tiene ciertas dificultades para entender las imágenes abstractas y sin significado, por eso, busca significados inconcientemente. Buscar significados donde no los hay, es algo bastante común, como puede verse en disciplinas pseudocientíficas como la numerología.



De todas formas, la pareidolia parece ser un defecto que se produce porque nuestro cerebro está preparado para ayudarnos a sobrevivir: cuando somos bebés, somos extremadamente débiles, y necesitamos obligatoriamente de la protección de un adulto. De forma automática buscamos caras a quien sonreír para causarles ternura y obtener seguridad. Evidentemente, y a lo largo del curso de la evolución, sobrevivieron más quienes tuvieron más habilidad de reconocer caras. Y por eso podemos interpretar fácilmente una cara, o algo que se le parezca: dos puntos con una raya vertical y otra horizontal.





No hay comentarios:

Publicar un comentario